La boca amordazada

La vida impuesta. Piedras. El verdugo levantará el brazo. Inevitable.
El deseo contenido, la piel suplica a gritos. Soportar el tormento con decoro. La boca amordazada.
¿Cómo contar la propia historia, cuando la construyeron otros?

--

Palabras del Director

En esta puesta de La boca amordazada, nos propusimos indagar en el silencio de texto: ese territorio donde la palabra se interrumpe pero el sentido se reconfigura en la materia viva del cuerpo. No un silencio carente, sino un espacio de densidad semántica y afectiva, donde la imagen, la respiración y el gesto desplazan la voz hacia otras formas de decir. Desde el cuerpo de la intérprete, cada pausa deviene signo, y cada retención del habla, una reorganización del sentido.

La escena se concibe como una zona de escucha expandida —una dramaturgia de la espera, del borde y de la vibración interior del lenguaje— que requiere del espectador una atención activa, una disposición a acompañar el ritmo de lo no dicho. El silencio, en este contexto, se vuelve un acontecimiento teatral en sí mismo, un signo escénico que interpela desde su espesor.

El proceso escénico se sostiene en una búsqueda compartida, posibilitada por la experiencia, la madurez técnica y la práctica sostenida que permiten abordar el silencio como material de construcción y pensamiento. Dirección e intérprete transitamos ese territorio no para develar una verdad, sino para permanecer en la pregunta: esa que respira en cada pausa, y sigue buscando forma en el silencio.

2 Histórico de funciones
6 Notas en los medios